Monedas antisistema. Criptomonedas y otros activos

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¿Qué son las monedas antisistema? ¿Existen formas monetarias que se oponen al sistema financiero actual? Seguramente no te sorprende si te digo que el dinero tal y como lo conocemos actualmente depende puramente de la fe.

Exacto, actualmente las divisas de curso legal se consideran dinero fiduciario. Esto significa que su valor depende puramente de la confianza que se tiene en que los billetes o las monedas representan un determinado valor.

Este valor que no está representado, como ocurría antes con bienes materiales, está respaldado por el Estado. Es el Estado el que tiene la capacidad de emitir la moneda. También, el que según la Ley, ejecuta como obligación social que forma de dinero será utiliza como curso legal y forzoso.

Es decir, el dinero de hoy en día, al igual que el propio Estado moderno, no es más que una construcción puramente sociológica. El dinero con el que pagamos las cosas que consumimos día a día cuesta mucho menos de fabricar y tiene un valor intrínseco mucho menor al de los bienes y servicios que conseguimos con él.

¿Entonces? ¿Por qué se acepta algo tan poco valioso realmente como medio de pago por objetos que si tiene un valor real? La razón es muy sencilla, existe una convención social por el que todos nos comprometemos, la mayoría sin saberlo, a aceptar el valor que tiene un billete o una moneda simplemente porque lo dice la Ley y lo respalda el Estado.

Las nuevas tecnologías y la imaginación de las personas son la principal causa de que surjan monedas antisistema. Es decir, activos monetarios que no entran dentro del dinero de curso legal, pero que cumplen su misma función. Sobre todas estas monedas hablaremos en este artículo.

criptomonedas

Monedas antisistema

Las monedas antisistema no se pueden utilizar para pagar multas o impuestos. No obstante, se pueden utilizar para pagar productos o servicios siempre y cuando exista un acuerdo previo. Este acuerdo se muy sencillo, por una parte alguien tiene que estar dispuesto a pagar a través de este medio y lo más importante, la contraparte debe aceptar también esa determinada forma monetaria como pago.

No todos los tipos de intercambio pueden ser considerados como monedas antisistema. De lo contrario, estaríamos confundiendo este concepto con el de trueque. Para que se pueda considerar que hablamos de una moneda, esta tiene que cumplir las características propias del dinero, que son la portabilidad, la divisibilidad y la conservación del valor.

Además, no todas las monedas que no tienen un curso legal, son necesariamente antisistema. Es decir, pueden ser una alternativa al sistema, pero esto no significa que su intención sea la de sustituir a la moneda de curso legal, o la de acabar con el sistema financiero actual.

Para identificar esta diferencia, hay que estudiar las características y los fundamentos de cada activo. E incluso de esta manera, una moneda será antisistema o no depende principalmente del uso que se le quiera dar. Por tanto, aunque lo más común es hablar de forma general de monedas antisistema, lo más preciso (pero quizás demasiado largo), sería hablar de monedas que se usan como alternativa al dinero de curso legal.

De esta forma, se puede englobar tanto a las monedas que nacen y se utilizan con el fundamento de sustituir o combatir la divisa nacional y las que son simplemente un medio de intercambio alternativo socialmente aceptado.

Criptomonedas

Las criptomonedas llevan algo más de diez años con nosotros y en este tiempo se han convertido en el ejemplo ideal de lo que se considera una moneda antisistema.

Estos nuevos activos están teniendo cada vez una mayor relevancia gracias a la tecnología que las hace posibles, la Blockchain.

El bitcoin fue la primera criptomoneda su creación por parte de una persona o un grupo de personas que de forma anónima utilizaron el nombre de Satoshi Nakamoto tenía un fin muy bien definido: Crear un nuevo tipo de moneda virtual que no necesite de ninguna entidad reguladora y que sea autogestionada por un protocolo matemático.

De esta forma, los fundamentos de las criptomonedas, al menos, de la mayoría de ellas, pasan por la de ir hacia un nuevo mundo descentralizado, en el que el papel de los Bancos Centrales o la regulación del Estado no tendría mucho sentido, ya que son activos internacionales que no tienen fronteras.

Esto como es lógico, choca de forma frontal con el sistema financiero tal y como lo conocemos. Por ello, no es de extrañar que actualmente los distintos Gobiernos y parlamentos estén pensando en como regular estos activos o incluso en si deben o no prohibirlos.

Desde el punto de vista de los ‘holders‘ de Bitcoin. Las criptomonedas, especialmente el Bitcoin, están destinadas a sustituir en el futuro a las divisas fiduciarias, ya que estas se encuentran en un proceso constante de devaluación debido a la ampliación del suministro monetario y las dudosas actividades que se realizan dentro de estas entidades, las cuáles cada vez convencen menos a una mayor parte de la población.

monedas en contra del sistema financiero actual

Monedas sociales

Las monedas sociales son otro tipo de monedas antisistema o alternativo al del dinero de curso legal. Durante las crisis, suelen aumentar este tipo de activos. En España, por ejemplo, existen actualmente más de 100.

Se utilizan de manera especial en pueblos o localidades pequeñas. En este lugares, las personas por lo general se conocen o existe una relación de cercanía que genera confianza. Es esta confianza la que sirve de garante para un determinado medio de pago.

Estas monedas sociales han existido siempre y se han generado normalmente mediante bienes materiales. No obstante, desde la aparición del mundo digital, la forma en la que se crean y almacenan este tipo de monedas ha variado de forma drástica.

Ahora es posible que la utilicen un mayor número de usuarios y además se pueden gestionar o enviar pagos a través de aplicaciones móviles, lo que supone un aumento en la comodidad y un mayor incentivo para su uso.

En ocasiones estas monedas tienen equivalencia de 1 a 1 con alguna otra divisa. Otras, por el contrario, tienen su propio valor establecido o este depende de la oferta y la demanda.

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