Inclusión financiera. Qué es y cómo promoverla
No importa si eres un experto en economía o si te estás iniciando en el mundo de las finanzas, en este artículo analizamos el fenómeno de la inclusión financiera. Hablaremos de cómo esta revolución está ayudando a que cada vez más personas puedan tomar el control de su dinero.
Durante siglos, los servicios financieros han sido algo exclusivo de aquellos que dominaban los términos técnicos y tenían acceso a ciertos recursos. Pero, ¿y si te dijera que esa era está llegando a su fin?
Las revoluciones tecnológicas están cambiando las reglas del juego económico y democratizando el acceso a las finanzas. De hecho, la tecnología está siendo un poderoso aliado para abrir las puertas de los bancos y sus servicios tradicionales a todo el mundo.
¿Qué es la inclusión financiera?
Cuando hablamos de inclusión financiera, estamos planteando un escenario donde cualquier persona, sin importar su origen, ingresos o educación, pueda acceder y beneficiarse de los servicios financieros.
Es decir, la posibilidad de abrir una cuenta bancaria, solicitar un préstamo, u operar con una tarjeta de crédito, pero también, la posibilidad de enviar y recibir dinero digitalmente, ahorrar para el futuro y el resto de servicios vinculados con los neobancos.
La inclusión financiera busca entonces que las personas puedan acceder a los productos financieros que se ajusten a sus necesidades y que estos sean sencillos de entender y se puedan manejar por todo tipo de usuarios.
Cuando las personas pueden manejar sus finanzas personales de forma inteligente, se vuelven más resistentes a las crisis económicas, pueden planificar mejor su futuro y tienen más oportunidades de prosperar.
La importancia de los servicios financieros en nuestras vidas
¿Has notado cómo nuestras vidas están ligadas con las finanzas, queramos o no? Recibir nuestro sueldo, pagar la renta, hacer la compra del supermercado, las finanzas están ahí, siempre presentes.
La inclusión financiera busca que todos, independientemente de su situación socioeconómica, tengan acceso a estos servicios y puedan gestionar su economía personal.
Pero no sólo eso. La inclusión financiera también puede contribuir al crecimiento económico de un país. ¿Cómo? Bueno, cuando las personas tienen acceso a servicios financieros, pueden invertir en sus negocios, comprar vivienda, ahorrar para la educación de sus hijos y todo esto inyecta dinero en la economía.
Además, esta inclusión puede ayudar a reducir la pobreza y la desigualdad. La inclusión financiera es un tema de justicia y desarrollo. Es una pieza clave en la construcción de un mundo en el que cada uno de nosotros tenga la posibilidad de construir su propio futuro financiero.
¿Cómo se puede promover el acceso a los productos y a los servicios financieros?
Promover el acceso a los productos y servicios financieros requiere dos elementos fundamentales: la educación financiera y la innovación tecnológica.
Empecemos con la educación financiera. Es necesario que las personas sepan cómo utilizar estos servicios. Necesitamos entender cómo funciona una cuenta de ahorros, cómo se calculan los intereses de un préstamo, cuándo es conveniente utilizar una tarjeta de crédito y cuándo no. En resumen, necesitamos las habilidades y los conocimientos para tomar control de nuestras finanzas y utilizar estos servicios de la mejor manera posible.
Por otro lado, tenemos la innovación tecnológica. La digitalización ha demostrado ser una gran aliada para la inclusión financiera. Con los avances en la tecnología móvil y las aplicaciones financieras, ahora es posible hacer transacciones bancarias desde tu sofá, solicitar un préstamo en minutos y gestionar tus ahorros desde tu smartphone.
Todas estas herramientas pueden facilitar enormemente el acceso a los servicios financieros, especialmente para aquellos que viven en áreas remotas o que no pueden acceder a los servicios bancarios tradicionales.
Entonces, ¿cómo podemos combinar estos dos elementos para promover el acceso a los productos y servicios financieros? Bueno, hay varias estrategias que se pueden seguir.
- Implementar programas de educación financiera en las escuelas y comunidades, con el objetivo de enseñar desde temprana edad cómo manejar el dinero de manera inteligente.
- Fomentar el desarrollo de soluciones digitales que se ajusten a las necesidades de diferentes grupos de personas, lo que podría implicar, por ejemplo, la creación de aplicaciones móviles sencillas para personas mayores, o plataformas de préstamos online para pequeños empresarios.
¿Cuáles son las dimensiones de la inclusión financiera?
¿Cómo es posible analizar la inclusión financiera? ¿Cómo podríamos medir si alguien está incluido en el sistema financiero? Para responder estas preguntas, tenemos que entender las dimensiones de la inclusión financiera.
- El acceso. La posibilidad de acceder a un abanico de servicios financieros que se ajusten a tus necesidades. Desde préstamos y seguros hasta cuentas de ahorro y pagos digitales.
- El uso. De nada sirve tener una cuenta bancaria si solo la utilizamos una vez al año. La idea es que podamos utilizar estos servicios de manera regular y para diversas actividades, como pagar las facturas, recibir el salario, o ahorrar para el futuro.
- La calidad. No todos los servicios financieros son iguales. Algunos pueden tener tasas de interés altas, comisiones ocultas, o ser difíciles de usar.
- El Bienestar financiero. Esta nos ayuda a entender si los servicios financieros están contribuyendo a mejorar nuestra vida.
Estas cuatro dimensiones nos ayudan a entender si estamos logrando realmente la inclusión financiera. No se trata solo de tener más personas con cuentas bancarias, se trata de que estos servicios financieros realmente marquen una diferencia positiva.
¿Qué papel tienen las criptomonedas en la inclusión financiera?
Las criptomonedas son monedas digitales que utilizan para funcionar una red descentralizada y la criptografía. Bitcoin, la primera y más conocida, abrió el camino para miles de otras criptomonedas, y con ellas, un sinfín de nuevas posibilidades para la inclusión financiera.
Las criptomonedas pueden ser utilizadas por cualquier persona con un dispositivo conectado a internet. No necesitas un banco o una institución financiera para utilizarlas.
Además, cuando usas criptomonedas, tú tienes la llave de tu dinero. No hay bancos que puedan congelar tus activos o cobrarte comisiones inesperadas, lo que ofrece un grado de autonomía financiera que no es posible con el sistema financiero tradicional.
No obstante, si se quiere aprovechar el potencial de las criptomonedas para la inclusión financiera, es necesaria mucha más educación sobre blockchain.