Maltrato empresarial
En muchas ocasiones dentro del ámbito de los negocios se puede ver como las empresas no respetan a sus proveedores. Esto hace que se produzca un maltrato empresarial que puede llegar a tener graves consecuencias para estas empresas. Un maltrato a los proveedores lleva a una falta de respeto a los clientes y, al final y al cabo, también a una falta de respeto hacia ellas mismas.
En su afán por tratar de reducir los costos y conseguir brindar el mejor servicio posible a sus clientes, lo que les dará mayores beneficios económicos, y basándose en la eficiencia y la eficacia, las empresas cometen en muchas ocasiones el error en el momento de elegir un proveedor.
Estos proveedores, a través de su materia prima se encargan de la creación de un producto o bien mejoran uno ya existente, siempre tratando de lograr la máxima satisfacción por parte del cliente final.
Desde el punto de vista del proveedor hay que tener presente que los jefes de compra cuentan con proveedores en un listado y cuando requieren de sus servicios proceden a la negociación correspondiente.
En esta negociación se tienen en cuenta diferentes parámetros relativos al lugar, el modo, el tiempo y el precio. En esos casos la empresa no tiene en cuenta ni le importa lo que opine el proveedor. Este último tan solo tiene la opción en muchos casos de tomar lo que le ofrece la empresa o dejar ir a ese cliente, que siempre podrá jugar la baza de recurrir a la competencia.
Exigencia de descuentos y concesiones
Los proveedores sufren en muchas ocasiones de maltrato empresarial por el hecho de notar la presión de sus clientes. Estos acostumbran a ajustar al máximo los precios para obtener los mayores beneficios posibles. Para ello recurren a técnicas como aludir a la competencia de estos para que su proveedor principal acepte rebajar el precio del producto. Y esto lo hacen sin tener en cuenta ni la experiencia, ni la preparación profesional ni otros factores que juegan un papel clave para poder definir la calidad del producto o servicio a recibir.
Durante las negociaciones para la compra de un producto o la contratación de un servicio es habitual que las empresas exijan descuentos. Al mismo tiempo que hacen otras peticiones que, con el paso del tiempo, acaban convirtiéndose en una costumbre. De alguna manera, estas empresas tratan de aprovecharse de sus proveedores, siempre bajo la amenaza de poder encontrar el mismo servicio o producto en otro lugar y, en teoría, con mejores condiciones.
El maltrato empresarial se produce desde el momento en el que las empresas no ven a sus proveedores como unos aliados estratégicos para su negocio. Al tener esta visión contraria no consideran que obligar a un proveedor para bajar los precios pueda llegar a afectar a la calidad del producto o servicio final.
No se tienen en cuenta los valores y principios
Por supuesto, estas empresas que llevan a cabo este tipo de maltrato, también se olvidan de los valores y principios de sus proveedores y la importancia de que estos sean afines a los de su propia empresa. El proveedor juega un papel importante para cualquier empresa y en muchas ocasiones no se les da la importancia ni el valor que merecen.
De hecho, los clientes, en pocas ocasiones, ponen en conocimiento de sus proveedores sus políticas, valores, misión y la visión de la empresa, algo que resulta clave para poder llegar a un entendimiento y trabajar de forma conjunta para tratar de cumplir con estos. Esto es clave para conseguir la máxima satisfacción de cada cliente.
Una empresa que busque el éxito debe olvidarse por completo del maltrato empresarial. Sin embargo, son muchas las que obvian este detalle. Si se quiere alcanzar los mayores beneficiados es importante crecer de la mano de los proveedores. En función de la calidad que estos ofrezcan, la imagen de la empresa se verá fortalecida o perjudicada frente a sus propios clientes finales.
Valores éticos y morales
Por otro lado, es imprescindible que toda empresa actúe de acuerdo a sus propios valores éticos y morales. Estos deben ser conocidos tanto por toda la plantilla como por los proveedores. A estos últimos los deben ver como aliados estratégicos, no como un simple proveedor.
En lugar exigir descuentos y concesiones diversas, a estos proveedores hay otros puntos que se les debe exigir. Entre ello se encuentra que el servicio o producto ofrecido sea de alta calidad. También debe responder a los principios y valores éticos de la empresa.
De esta manera se conseguirán alcanzar los mejores resultados finales. Y por lo tanto, los clientes finales se verán mucho más satisfechos. De esta manera podrán disfrutar de productos acordes a lo que buscan. Además tendrán presente la imagen que transmite la empresa a la que están contratando un servicio o comprando un producto.
Si se actúa viendo a los proveedores como aliados, todos salen ganando. Las propias empresas por disfrutar de productos que de verdad se identifican con su empresa y sus valores. El proveedor por estar en disposición de ofrecer mejores productos sin verse presionado. Y el cliente final por tener en sus manos un producto de calidad que responde a lo que realmente demanda.