Qué es despido indirecto

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¿Te has visto forzado a dejar tu trabajo? ¿El empleador no quería despedirte por ciertas razones, pero te ha forzado a tomar esa decisión? Esta situación, desgraciadamente, podemos verla de una manera regular en las empresas. El empleador, con el fin de librarse de pagar indemnizaciones, permisos y derechos, opta por otra vía. Se trata de hacer que el empleado tome la decisión de dejar el trabajo. Lo consigue dificultando el día a día a esa persona en el trabajo o el desenvolvimiento de sus labores. Por eso, en este artículo hablaremos de qué es un despido indirecto. Puede que hayas decidido dejar el trabajo y no sepas que estás ante un despido indirecto. Para saberlo, hemos de analizar las causas de nuestra marcha y los hechos de una manera objetiva. Esto nos ayudará a posicionarnos y ser conscientes de lo que realmente ha pasado. Es importante mantener cabeza fría.

Si nosotros tenemos la conciencia tranquila y sabemos cómo ser un buen empleado, el despido indirecto se puede dar con cierta probabilidad. El jefe, por diversas causas, puede querer recortar la plantilla y no encuentra ninguna excusa para hacerlo con nosotros. De una manera muy poco ética y moralmente reprobable, busca una manera de que nos queramos ir. Para no caer en su juego y con el fin de ahorrar energía, hemos de saber cómo aplicar la inteligencia emocional en el trabajo. Si nos quiere echar, no debemos renunciar a lo que nos pertenece. Es una situación complicada, pero hemos de afrontarla. Nosotros no somos los que estamos actuando mal, sino él. Si tenemos pruebas y constancia de esas intenciones, podemos poner una denuncia. Mientras tanto, aguantaremos en el puesto de trabajo para intentar conseguir alguna constancia de esta situación. No debemos entrar al juego ni cambiar nuestro comportamiento.

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Despido indirecto

El despido indirecto, como hemos señalado anteriormente, es cuando el empleado decide dejar el trabajo y el empleador es la razón. Esto quiere decir que nuestro jefe nos hace sentir incómodos para que tengamos ganas de dejar el trabajo. Para probar que ha sido un despido indirecto, demos actuar mediante la vía judicial. El juez, determinará que efectivamente el empleado estaba coaccionado de alguna manera. Llegamos a este punto, el jefe deberá pagar una indemnización correspondiente. En el proceso judicial, es el empleado quién debe demostrar que las acusaciones no son ficticias. Una vez probado este punto, el impacto jurídico es el mismo que si el empleado hubiese sido despedido de manera injustificada.

Hemos de estar atento a estas señales, ya que este comportamiento del jefe se puede dar de una manera muy sutil. El empleador puede hacer nuestra estancia en la empresa desagradable de muchas maneras y con pequeños detalles. Por eso, no debemos dejar un trabajo sin antes pensar en los verdaderos motivos. Que nuestra relación con el jefe haya cambiado de una manera drástica y no es por nada relacionado con el aspecto laboral, puede ser un indicativo. Broncas sin sentido, malas formas al hablarnos, horas extras sin avisar, detalles de mal gusto o tareas tediosas puestas de una manera premeditada. Estas son las vías que tiene un jefe para hacer que queramos dejar el trabajo. También retrasarse con los pagos, cambiar las condiciones o cualquier otra alteración que resulte negativa para nuestra estancia.

El despido indirecto puede ser complicado de demostrar ante un juez, por ello hemos de actuar con cabeza. En este caso, lamentablemente, el empleador tiene toda la ventaja, si no actuamos de manera inteligente. Esto no quiere decir que no tengamos que ser honestos, sino pensar las cosas dos veces.

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Consejos

Lo importante en estos casos es saber identificar la situación a tiempo. Si nuestro contrato está lejos de finalizar o somos indefinidos, puede que se dé este comportamiento en nuestro jefe. Por el contrario, estamos terminando el contrato y detectamos estos cambios en nuestro empleador, seguramente será por otro tipo de cuestiones. Ya sean personales o laborales, también hemos de denunciarlas o manifestarle nuestro desacuerdo, si son injustas.

Es importante saber que nos encontramos ante un caso de despido indirecto, ya que nos facilitará el poder demostrarlo. El jefe quiere que renunciemos, por eso es lo primero que no debemos hacer. No renunciar a lo que nos pertenece. Si no quiere contar con nosotros, está en todo su derecho de hacerlo, pero de una manera legal y ética. Mientras sigue queriendo que nos vayamos, podemos recopilar información con el fin de obtener pruebas. Un cambio de horario, tareas consideradas «marrones» o desenvolver otras funciones que no tenían que ver con tu puesto pueden ser buenas pruebas. Todo esto debemos ponerlo en documentos y presentarlo, cuando estemos seguros de poder demostrarlo. Para ello, es importante la colaboración y la ayuda de un abogado experto en temas laborales. Él es quién nos dirigirá y aconsejará para llevar el tema a buen puerto.

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