Los concursos de acreedores
Muy pocas personas están de acuerdo con la adquisición de una deuda. De hecho, algunos les huyen lo máximo posible porque les atormenta la idea de tener que pagarle dinero a alguien más. Lo consideran una verdadera responsabilidad y, por lo tanto, no estarán tranquilos hasta que puedan saldarla.
A pesar de todo, existen situaciones en la vida en donde nos vemos obligados a endeudarnos. Por ejemplo, una enfermedad, nuestra o de algún familiar, el deseo de adquirir bienes materiales para mayor estabilidad financiera, como una casa o un automóvil.
También podríamos adquirir una deuda porque se presente algún gasto no programado, como, por ejemplo, la pérdida de un ser querido o un viaje de emergencia.
En ocasiones tomamos la decisión de pedir un préstamo, por el deseo de superarnos en la vida, tal vez para pagar estudios universitarios o con la intensión de comenzar un negocio o invertir en uno.
Cabe destacar que, al adquirir una deuda, todos tenemos el deseo de saldarla para poder conservar nuestro crédito, nuestra buena reputación y la buena relación que disfrutamos con el prestamista. Sin embargo, en ocasiones, la realidad puede llegar a ser muy diferente a como nos la imaginamos.
Puede que nuestra situación financiera vaya en declive y no podamos superar el bache económico tan rápido como lo habíamos pensado. O, tal vez, han surgido nuevas dificultades que nos imposibilitan solventar la deuda que adquirimos.
En realidad, aunque se trate de una situación lamentable, dependiendo de dónde vivamos, esta escena puede llegar a ser algo muy común. Sobre todo, en el caso de algunas empresas.
Ahora, existe algo conocido como concurso de acreedores, ¿habías escuchado hablar sobre ello? Se trata de un recurso útil en casos de emergencia. En este artículo estaremos viendo de qué se trata.
Instrucciones para los concursos de acreedores
Al escuchar el término concurso de acreedores, puede que a nuestra mente vengan ideas erróneas relacionadas con el tema. Tal vez nos estemos haciendo la idea de algo que no es. Por ese motivo, antes de opinar, para poder hacerlo con propiedad, es importante que conozcas a qué se refiere esta expresión.
Cuando hablamos de concurso de acreedores nos referimos a un procedimiento que puede usar una determinada empresa cuando deja de contar con solvencia económica, lo que hace que ya no tenga la capacidad de hacer frente a las obligaciones y las deudas que tiene con otras personas o empresas.
Por esta razón, la empresa cae en situación de quiebra o suspende sus pagos, pero corre el riesgo de sufrir un embargo al no hacer frente a sus obligaciones.
El concurso de acreedores tiene la finalidad de resolver este tipo de problemas. Por una parte, se encarga de que los acreedores puedan cobrar y, por otra parte, busca las soluciones pertinentes para que el negocio pueda continuar y así evitar la quiebra.
Este procedimiento puede ser aplicado tanto a personas jurídicas como a personas físicas y a autónomos. En el caso de España, las empresas son las que más solicitan concursos de acreedores.
Al hacer la solicitud de un concurso de acreedores, se está poniendo el asunto en manos de un juez. Con esta acción se puede llegar a paralizar las ejecuciones de una deuda, rebajarla y hasta aplazar el pago de la deuda con un juzgado mercantil. Además, el socio pone su patrimonio como una garantía hipotecaria y es el último en cobrar la deuda.
En vista de que este es un recurso que podría salvar la vida de tu empresa, o hasta tu vida financiera, es importante que sepas en qué circunstancias puedes solicitarlo. Tal vez creas que puedes hacerlo en toda ocasión, incluso a tu favor. Pero los concursos de acreedores tienen sus limitaciones legales.
Hay una diferencia muy grande entre la insolvencia, es decir, la imposibilidad de seguir con las obligaciones crediticias de la empresa, y un bache temporal, lo que quiere decir, un mal momento financiero.
Para poder realizar la solicitud del concurso de acreedores, la empresa debe estar pasando por una verdadera crisis económica que prevean su quiebra inminente. Para evitar que la actividad de los trabajadores se vea sesada, la empresa deberá pasar por este proceso de saneamiento, en donde los acreedores verán satisfechas sus deudas, a mayor o menor escala.
De modo que, es un requisito fundamental, el hecho de que la empresa deudora se vea en una situación de insolvencia, la cual le imposibilite cumplir con sus obligaciones de forma regular. De esta situación se desprende la problemática de algunas empresas, que se ven forzadas a pedir préstamos a las entidades bancarias, para poder saldar sus deudas.
En este caso, se trata de un círculo vicioso de nunca acabar, ya que ahora la deuda será con el banco y, de igual manera, se tendrán que pagar intereses elevados.
Ahora bien, sabiendo esto tal vez decidas recurrir a esta medida, en caso de que te halles en la situación que ya se ha descrito. Pero, ¿qué más necesitas saber sobre los concursos de acreedores? De ello estaremos hablando en el siguiente subtítulo. Sigue leyendo.
Lo que necesitas para los concursos de acreedores
Para poder realizar esta solicitud, necesitas poder cumplir con los requisitos pertinentes, no solo en lo relacionado con el papeleo, sino también con el lugar, el tiempo y la manera de realizar dicha solicitud.
Esta deberá presentarse en un juzgado de índole mercantil, dos meses después de la fecha en que se haya tenido conciencia de la insolvencia de la persona o la empresa. Deberá hacerse por escrito y, en ella, se hará la aclaratoria de si se trata de una insolvencia real o inminente.
Por otra parte, se deben aportar los siguientes documentos:
- La declaración de la legitimación a fin de poder presentar el concurso.
- La memoria económica de la persona que ha contraído la deuda.
- Un inventario detallado de los bienes y derechos que se tengan.
- Una lista de acreedores, esta debe presentarse en orden alfabético.
En caso de que el concurso de acreedores efectivamente sea aprobado, será publicado en BOE. Desde ese momento los acreedores presentarán en el juzgado su solicitud y la justificación de las deudas adquiridas.
Después de esto, es el juez el que se encargará de determinar cuáles so las deudas que están plenamente justificadas y que, por lo tanto, entrarán en el proceso de concurso. Luego, se procederá a nombrar a un administrador, el cual se encargará, durante el período estipulado por el juez, de negociar la deuda con los proveedores, ¿con qué propósito? Para ampliar los tiempos de pago y para reducir y hasta eliminar las deudas.
Este administrador puede ser una sola persona, pero también puede estar conformado por un equipo de tres personas. En el caso de que sea así, se tratará de un abogado, un economista y uno de los acreedores.
En el caso de que sí lleguen a un acuerdo, lo siguiente en el procedimiento será la firma del convenio del concurso de acreedores con los nuevos plazos para pagar y las cantidades pactadas. De esta manera, la empresa puede seguir su actividad con normalidad y ponerse al día con sus acreedores.
En caso de cualquier acción del tipo fraudulenta, existe una medida de protección para los acreedores.
Se trata de la acción rescisoria, mediante la cual se deben declarar nulas todas aquellas acciones que hayan resultado en la reducción del patrimonio de la empresa y se hayan realizado al menos dos años anteriores a la declaración del concurso. Así, se podrá restituir el patrimonio que pertenece a la sociedad.
Claro, los concursos de acreedores no son una garantía de que la empresa salga a flote y deje atrás su problema financiero. En algunos casos logran remontarse, mientras que en otros a la final siempre terminan en la quiebra y entran en un proceso de liquidación.
Sin importar cuál sea el caso, es necesario tener presente que, en el mundo empresarial, es habitual llegar a la quiebra. De hecho, en muchos países, se considera como una forma de aprendizaje que conduce al verdadero éxito.
No obstante, en el caso particular de España, el fracaso empresarial tiene una imagen muy mala y desagradable. Por eso siempre deja un sabor de boca amargo, el cual ningún empresario quisiera experimentar.
Pero, ¿qué más debes tener en cuenta en lo relacionado con los concursos de acreedores? Lo estaremos debatiendo en el siguiente subtítulo.
Los mejores tips
Por otra parte, es importante que tengas en cuenta que existen dos tipos de solicitud del concurso de acreedores.
- La primera de ellas es la voluntaria. Esta es la que es realizada por la persona física o la que es responsable de la sociedad, en el caso de la empresa. En estos casos, el empresario individual es el que tiene el conocimiento de la posible quiebra de la empresa o de una insolvencia que aún no ha sido declarada.
- Es él quien tiene la obligación de presentar la solicitud del concurso de acreedores. Esto lo debe hacer en un tiempo máximo de dos meses. No debe exceder ese tiempo.
- En caso de que se admita el trámite, se tratará de un concurso voluntario. Pero, si no se solicita, entonces se estará exponiendo a ser sancionado con multas y otras implicaciones de índole penal, ya que el juez podría legar a la conclusión de que la quiebra se llevó a cabo para lograr fines ilícitos.
- La segunda de las solicitudes es la forzosa. Esta sea da cuando el concurso de acreedores es parte del requerimiento de uno de los acreedores o e algún socio de la empresa. Por lo general, esto sucede cuando no se está conforme con la directiva que preside la empresa. En este caso, será un juez el que tramitará la solicitud y se encargará de decidir si la aprueba o no.
- De modo que, sea por voluntad propia o no, el concurso de acreedores es una solución real para la problemática que sufre la empresa en la que estás. Sin embargo, debes tener presente que la victoria no está garantizada.
- Como ya lo hemos expuesto anteriormente, de persistir la mala administración de los bienes de la empresa o, al violentar los acuerdos a los que se llegaron gracias al concurso, el final será el mismo, solo que contado de manera diferente. Es decir, la empresa terminará en la quiebra y entrará en un proceso de liquidación.
- Por otro lado, debes tener en cuenta que, desde que se haga la presentación de la comunicación, no se podrán iniciar ejecuciones judiciales de bienes o derechos que sean vitales para que el deudor pueda continuar con su actividad profesional o empresarial. Es decir, no se le puede dejar sin recursos con los que pueda trabajar.
- Además, durante el período de negociación, si lo desea, el deudor puede pedir que no se haga pública la solicitud del concurso de acreedores. Al mantener la confidencialidad del asunto, queda resguardada la situación financiera del deudor ante la opinión del público en general.
- Esta manera, el deudor tendrá la libertad de negociar su refinanciación sin la presión que ejercería el estigma social que supone tener que recurrir a los concursos de acreedores.
En otras palabras, con estas medidas, se estará resguardando su buena reputación y podrá seguir adelante con la frente en alto y sin necesidad de que alguien lo señale por las decisiones que haya tomado.