La política en la economía académica
En España somos conscientes de que la política está en todo; y es que cuando decimos todo nos referimos casi hasta al aire que respiramos. Por ello, aunque todos respiramos el mismo aire, cada moneda tiene dos caras. Ahora bien, hablando de moneda, la política y la economía son dos viejas amigas que han influenciado la producción de las empresas desde siempre.
Nada nuevo es este tema, lo que sí es novedad es que ahora los “estudiosos” pretenden disfrazar desde la academicidad de las teorías matemáticas sus intenciones políticas para manejar la economía. ¿Cómo se explica esto? Pues de muchas maneras; pero primero lo primero, como el corazón codicioso no tiene reposo; hasta de lo que te enseñan en la universidad hay que tener cuidado.
Teniendo en cuenta esto, el famoso economista y profesor Paul Romer, reconocido en New York University; abrió debate respecto a esta polémica en el congreso realizado todos los años conocido como “American Economic Association”. El especialista en temas de matemática y economía presentó una interesante ponencia titulada «Mathiness in the Theory of Economic Growth”.
Uno de los principales señalamientos que hace Romer es la forma deliberada y mal intencionada de muchos economistas en la interpretación de la variable K, con referencia al crecimiento económico, en las teorías matemáticas; todo con el fin de ideologizar políticamente el término de capital y competencia
Las matemáticas no mienten, pero los políticos sí. ¿De verdad te ha sorprendido el título de este post?, pero si aún no te queda claro cuál será contenido del artículo, no te quedes con la duda; sigue leyendo para que descubras cómo también se puede disfrazar de academia las malas intenciones políticas para aprovecharse de la crisis económica de una empresa y hasta de un país.
El modelo de crecimiento endógeno de Romer
El modelo del crecimiento endógeno de Romer supone que las inversiones en las externalidades del capital son necesarias para el crecimiento de una empresa. Esto quiere decir que si las empresas inventen suficientemente en el stock de capital influirá positivamente en la producción del resto de las empresas del sector.
Esta macroproducción de las empresas en general va a influir positivamente a la economía y bienestar de los individuos de la comunidad; por lo cual la inversión en las externalidades se va dando como resultado de los rendimientos de la producción. Vale, que No es un planteamiento descabellado.
Según la teoría de crecimiento económico, la importancia cuantitativa de la externalidad determinaría la función de producción; lo cual definirá el reputado “capital agregado”. Este modelo endógeno se enfoca en generar crecimiento económico a largo plazo; sustituyendo la función de producción, y en relación al capital proveniente de las inversiones realizadas en acciones de externalidad, señala que la tasa de crecimiento de producción se ve influenciada directamente por el ahorro y la depreciación.
Ahora bien, en síntesis, la crítica que hace Romer a otros estudiosos del tema como Ellen McGrattan, Edward Prescott, Robert Lucas y Benjamin Noll, respecto a que se enfocan en darle más valor al concepto de competencia que a la positiva influencia de la inversión en las externalidades del capital, basándose en la premisa de que no existe la competencia perfecta.
Finalmente, el intelectual defiende el hecho de que al politizar los avances en la investigación académica se les resta credibilidad a las teorías; y por ende la inevitable devaluación de sus argumentos.
En consecuencia, a la luz de las críticas de Romer, la falta de consenso en el debate actual del análisis matemático de los planteamientos teóricos respecto a una matemática de la economía, en pro de una fórmula perfecta del crecimiento, hace que los científicos se reimplanten la noción de competencia.
La competencia perfecta
El concepto de competencia es una de las piedras angulares de las ciencias económicas; y aunque es un paradigma tradicionalista, sigue siendo un pilar fundamental para el análisis de las políticas económicas de los países europeos.
Las políticas de estado tienen que tomarse en rigor de una expectativa real, más que teórica; sin embargo, no puede dejarse de lado el rigor académico cuando de análisis económico se trata. Por lo cual, si lo vemos desde este punto de vista, y para no hacer de este post una lectura pesada, no hay que presentar la polémica ni tan calva ni con dos pelucas.
Los especialistas deben trabajar con la realidad que se les presenta, eso es de cajón. Por ello, no se trata de desechar una teoría y aprobar otras, sino de tomar de una y tomar de otra para ir solventando las problemáticas actuales. Por ejemplo, la noción de competencia perfecta ya está desechada desde hace años, pero la competencia imperfecta como tal (en términos de mercado) aún debería tomarse en cuenta, como de hecho se hace.
Aunque las matemáticas son una herramienta fundamental para el análisis económico mundial, no podemos tapar el sol con un dedo. Seamos realistas, las matemáticas no mienten, pero los políticos sí. Así que siempre existe la posibilidad de crear modelos teóricos a conveniencia de cualquier causa.
En conclusión, si se enfoca demasiado el estudio de la economía actual en teorías matemáticas resultara ineficaz para la resolución de problemas reales. Por ello, no se trata politizar los estudios académicos sobre economía, porque la política siempre va a estar inmersa en este tema; lo pragmático sería adaptar las políticas en función de teorías que apunten a resolver necesidades reales y actuales, y no a criticar nociones pensadas hace años para hacer ruido político.