Cómo validar tu idea de proyecto

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¿Tienes una idea de proyecto para emprender, pero no sabes si funcionará? Seguramente te gustaría tener un poder mágico que te revele el futuro de tu idea de proyecto para empezar a accionar con más confianza. Pues, discúlpame que te desilusione, pero hasta ahora los viajes al futuro no se han comprobado como método de análisis de proyectos. Pero sí existen algunos métodos más realistas que te pueden servir para valorar tus ideas.

El criterio de la verdad de las cosas se puede alizar desde la perspectiva de descartes en torno a la certeza. Por lo tanto, y desde este enfoque, si de alguna acción se tiene la mínima duda sobre su resultado tendrás que tomarlo como algo no factible.

Todos conocemos el dicho que reza “las matemáticas no mienten”. Por lo cual, los métodos modernos se basan en analíticas exactas fundamentadas en resultados precisos que eliminen la duda frente a una hipótesis o acción que se quiere tomar. Ahora bien, es importante que decidas cuál será el método de validación de tu proyecto para predecir un poco tus posibles resultados y con esto tener más confianza en tus ideas.

Según el método de análisis platónico, hay ideas que existen sin que alguien las haya pensado; existen en sí mismas y están allí al alcance de todos. Por lo tanto, a veces no es que se te ocurra una idea a ti, sino que a través de tu intelecto puedes verla y presentárselas a otros como innovaciones. De esta manera, filosóficamente hablando, debes iniciar la evaluación de tu proyecto buscando la esencia de este: ¿Qué es lo que debo hacer para alcanzar lo que quiero alcanzar?

En este panorama, encontrarás que solo la duda te va a permitir verificar la certeza real de una hipótesis. La duda como método de análisis puede ayudarte a forjar verdaderas bases analíticas para estudiar el mercado en el que deseas emprender. Pero ¿Cómo aplicar este método?

Método filosófico de validación de proyectos

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Existen cuatro pasos para validar tu idea de emprendimiento en el mercado en el cual quieres incursionar:

  1. Recoger la evidencia suficiente para verificar que tu idea es aplicable. ¿Cómo es esto? Se trata de ser realista frente a tu idea de negocio y no dejarte llevar por la emoción que te genera el emprendimiento. Por ejemplo, quizá se te ocurra vender galletas de chocolates en el edificio donde vives, porque se te da muy bien esta receta; pero, resulta que la mayoría de los vecinos son personas de la tercera edad y diabéticos. Por tanto, como verás, la evidencia recogida sobre los potenciales clientes arroja un resultado incongruente con tu propuesta. De esta manera tendrás que pensar en alguna receta de galletas que se adapte a tus potenciales clientes y que además llamen la atención por su originalidad; porque galletas de chocolates hay muchas.
  2. Dividir tu idea de emprendimiento en tantas partes como sea posible. Para que tu idea sea más fácil de analizar es importante descomplejizarla, separándola en puntos sencillos de realización. Esto te ayudará a llegar a la idea más básica de tu emprendimiento para poder exponerla de manera sencilla a tu s potenciales clientes. Al convertirse en una idea trasparente, las personas la tomarán como una propuesta verdadera y confiable.
  3. Enumera los pasos para poner en acción tu idea de emprendimiento. Enumerar los pasos te ayudará a verificar factores importantes como el tiempo, la viabilidad, importes, disponibilidad, materiales, instrumentos, entre otros. Esto te ayudará a valorar y avaluar que todo va por buen camino, o de lo contrario notarás rápidamente qué es lo que no cala y tienes que modificar.

Planta en los demás tus ideas

El centro de tu proyecto debe consistir en producir un cambio en el pensamiento de tus potenciales clientes. Es decir, si antes pensaban en algo, ahora pensaran en tu proyecto, en tu idea o en tu producto. ¿Cómo lo harás?

Es importante que logres reconocer tus ideas en el sentir de otros; es decir, los demás deben reconocer tus ideas como si fueran suyas. Al notar que piensan de igual manera que tú respecto a lo planteas entonces empezarán a apropiarse de tu proyecto. Al reconocer tus ideas como reales y verdaderas, las personas las tomarán como algo bueno que necesitan y terminaran dándote la razón.

Recuerda que no te puedes fiar de los sentidos porque estos son engañosos, tienes que validar tus ideas con métodos de validación para que el porcentaje de certeza sea optimo y puedas alcanzar el éxito. Algo puede oírse muy bien, incluso saber muy bien, pero sin un plan de validación tu idea puede perder credibilidad y todo se viene abajo.

Tampoco te fíes mucho de los cálculos matemáticos porque puede que los resultados en papel te den muy exactos; pero en la aplicación del método no obtengas los mismos resultados. Así que no te enfoques tanto en los numeritos, como cuántos te siguen, a cuantos les gusta tu post y cuantos hacen comentario; porque a la larga tampoco te garantiza el éxito en tu emprendimiento.

La verdad indudable de la filosofía de ventas se retoma del postulado de Descartes cuando afirmó que si piensas luego existes. El principio aplicado a esto es la duda, nadie puede decir que es falsa una duda, porque si dudas evidentemente la duda existe. Tus potenciales clientes van a dudar de tu emprendimiento a priori. Por lo tanto, hazlos pensar en tu idea, porque cuando las ideas se piensan en muchas cabezas, entonces tu emprendimiento empieza a existir realmente en el mercado; incluso puede abrir una puesta nueva de consumo.

Tres acciones básicas

Las personas que piensan en tu proyecto son las que te mantienen en la existencia como emprendimiento. Míralo desde este punto de vista, tienes que validar tus ideas desde tres acciones antes de presentárselo al mundo:

  • Idear con claridad el proyecto: concreta lo que realmente ha nacido de ti, de tu creatividad, de tu inconsciente, sin influencias externas definidas. Esto te ayudará al momento de diferenciarte con otras marcas.
  • Distinguir el carácter adventicio del proyecto: son aquellas características que han dado forma a tu idea pero que se produjeron de manera casi accidental, no las pensaste realmente, pero cuando se formaron te gustaron y las aceptaste dentro del proyecto.
  • Definir los detalles facticios: se trata de lo que te imaginas que puede producir tu proyecto, algo así como una hipótesis imaginaria sin tomar en cuenta las evidencias reales. Identificando lo facticio podrás evaluar lo realmente comprobable, y así discriminar acciones que no van a producir un impacto de las que sí.

Recuerda que el “error” en su naturaleza filosófica se presenta cuando tu voluntad quiere ir más rápido que tu inteligencia. Si te precipitas en la valoración de tu idea de emprendimiento probablemente caerás en errores que pueden llevarte al fracaso. Entonces, la fase de valoración y validación de tus ideas puede que te parezca larga y aburrida, pero es la más necesaria e importante para minimizar esfuerzos fallidos y optimizar los resultados esperados.

El éxito de tu emprendimiento implica necesariamente que las personas piensen en tu idea, para hacer que las personas piensen en ello les debe parecer que vale la pena pensarlo. ¿Cómo hacer que las personas piensen que tu proyecto vale la pena? Demostrándoles que tiene niveles de certeza elevado, por lo cual es una idea verdaderamente original y buena.

Si sigues este método de validación de ideas para emprender a rajatablas, las probabilidades de error se van a ir al mínimo. Desde lo más abstracto de tu idea de emprendimiento tienes que atar extensiones o puentes que lo puedan hacer aplicables al mundo real en concreto.

No dejes la planificación de tus ideas de emprendimiento al azar, tampoco lo enfoques solo en cubrir una necesidad latente en el mercado; tienes que diseñar tu proyecto con inteligencia. Pon en tu mesa todas las opciones de aplicación de tus ideas y selecciona las que probablemente puedan ser más factibles.

Primeros pasos

Toma lápiz y papel y empieza un simple bosquejo de tus ideas de emprendimiento a partir de las siguientes premisas:

  1. Toda idea tiene una causa de existencia: ¿Qué produjo tu idea de proyecto?
  2. Teniendo ese “qué” resuelto, entonces identifica la esencia de tu proyecto en dos palabras.
  3. Toda esencia primaria o estado primario de una idea necesita actualizaciones. Para lograr actualizar un estado / esencia necesitarás un cambio. ¿Cuál es el cambio que quieres producir con tu proyecto?; en otras palabras, ¿Cuál es el estado de las cosas o las personas que necesitas cambiar a través de tu proyecto?
  4. Recuerda que definir la esencia de tus ideas no significa que ya diseñaste el proyecto como tal. Para que tu proyecto exista tiene que ser pensado, no solo por ti, sino repensado por otros al momento de presentarlo; pues los demás también lo deben pensar: clientes, potenciales clientes, patrocinadores, potenciales inversionistas y chismoso, entre otros. No importa cómo lo vean, lo importante es que has logrado que piensen en ello.
  5. Deja que tus ideas se expliquen con ejemplos por su propia naturaleza, sin tener que complejizar demasiado las cosas. Si tú sabes lo que quieres y lo que tienes para ofrecer te será fácil presentarlo; pero si no lo sabes ni tú mismo, te costará un montón convencer a otros para que dediquen tiempo de su vida a pensar en tu propuesta.

 

 

 

 

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