¿Qué define a los buenos jefes?

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Hay personas que, a lo largo de su vida, se encuentra con muchos malos jefes, si bien hay que tener en cuenta que es complicado poder asegurar quién es un buen jefe y quién lo es malo, al igual que si eres tu propio jefe debes hacer una reflexión interior sobre cómo influyes en los demás.

Una pregunta habitual es ¿Qué define a los buenos jefes?  y a ella vamos a tratar de darte respuesta a lo largo de las siguientes líneas. La respuesta a esta pregunta se puede encontrar en el interior de cada persona y responderá a otras preguntas análogas como aquello que te ha podido marcar dentro de tu trayectoria profesional o laboral, ya que hay personas que han supuesto un antes y un después en la carrera laboral.

Al pensar en aquellas personas que te han marcado y han supuesto un crecimiento en tu labor profesional, a las que haces referencia cuando detallas tu situación actual, las podrás catalogar en muchos casos como un buen jefe. Esto puede ir desde tu profesor de universidad hasta el último jefe que has tenido en una empresa, donde has logrado crecer como empleado. Si hablas con gratitud de alguno de ellos, podrías darle esta consideración.

Dicho de otra forma, un buen jefe es aquella persona de la que has logrado un aprendizaje. A veces, incluso, este aprendizaje ha podido ir por un camino difícil, pero te ha ayudado a crecer, aunque pueda resultar un tanto paradójico.

Respeto y aprendizaje

Un buen jefe es aquel que tiene como premisas básicas el aprendizaje y el respeto. Ambos deben ir de la mano para conseguir una buena labor al frente de una empresa o negocio, existiendo un respeto con sus empleados a pesar de la jerarquía estructural de la empresa. También debe existir ese aprendizaje que colabore en el crecimiento profesional de los empleados.

En este sentido hay que tener en cuenta que los empleados respetan a los jefes de los que obtienen un aprendizaje. Esos conocimientos que se reciben por parte de un superior contribuye a lograr un crecimiento personal, pero también profesional. Esto puede dar sus frutos tanto en el presente como, sobre todo en el futuro.

Un jefe que es capaz de dominar este tipo de competencias básicas para establecer grandes relaciones humanas logra inspirar a su equipo, evita dar lecciones a otras personas e invitan a la colaboración mutua para lograr una evolución.

Un buen jefe también se define como una persona auténtica. Sin tener que recurrir a un papel en el que se vistan de héroes, ayudan a que lo que realmente ocurre es real, con la honestidad por bandera. Para ello deben ser transparentes pero esto también implicará que harán una búsqueda de personas de su máxima confianza.

De esta manera, a través de diferentes estímulos tratan de lograr la motivación de sus empleados, siendo conscientes en que es clave para conseguir los mejores resultados. Además, los buenos jefes tienen la capacidad para ayudar a las personas a su cargo en los momentos más complicados y ayudarles a crecer.  Un buen jefe es fundamental para poder gestionar las dificultades.

Liderar y no mandar

A la hora de definir a un buen jefe hay que tener en cuenta que es una persona que enseña a liderar y no se limita a mandar. Este es el grave error que cometen muchas personas. Se da cuando desde su puesto de responsabilidad se limitan a dar órdenes y tomar decisiones, sin enseñar a sus empleados.

Dejando a un lado la total autoridad para mostrar el camino a través del liderazgo y la enseñanza es clave para el crecimiento profesional y personal de sus empleados, pero también para crear un adecuado ambiente de trabajo que, a medio plazo puede dar sus frutos con los mejores resultados dentro de la propia organización.

Por otro lado, una persona que sabe ejercer como un buen jefe es capaz de gestionar las urgencias y los esfuerzos. Es consciente de que el esfuerzo llega tras un periodo de cansancio y que las urgencias se deben gestionar para hacer frente a situaciones inmediatas. Un buen jefe no exige un esfuerzo ni promulga una urgencia sin dar prioridades, encargándose de que cada proyecto pueda salir adelante con fluidez.

Asimismo, un buen jefe es capaz de escuchar y comunicar de forma eficiente, aunque para ello no necesite recurrir a la palabrería, ya que habitualmente aprovechan la brevedad para transmitir mensajes claros y concisos.

Saber delegar

Lejos de tratar de hacer todo por si mismo, un buen jefe sabe delegar, cediendo así la responsabilidad sobre determinadas labores o tareas a otras personas, depositando en ellos su confianza. Esta confianza puede reforzar a los propios empleados, que se sienten más valorados dentro de su empresa.

Delegar es la base de un buen jefe que es capaz de formar un gran equipo. Esta confianza puede hacer que un equipo genere un mayor rendimiento. Además, este será mejor sostenido en el tiempo que en el caso de personas individuales.

Exigencia

Por otro lado, un buen jefe no es una persona que viva en un mundo paralelo y que piense que todo el mundo tiene talento y es bueno. Sin embargo, sí sabe y tiene la capacidad para sacar el mayor potencial de cada miembro de su equipo. Para ello recurre a la exigencia en su justa medida, y trata de incentivar al mismo tiempo que ejerce la presión adecuada.

De esta manera, un buen jefe no es aquel que nunca reprende a sus empleados, sino aquel que lo hace con respeto y lógica. De esta manera contribuye a lograr un crecimiento entre sus empleados. Además, también es una persona con empatía que no duda a la hora de dar a sus empleados el mérito que merecen por un buen trabajo.

Asimismo, un buen jefe tiene la suficiente capacidad para ponerse en el lugar del otro. De esta manera tienen criterio y son capaces de manejar tanto el talento como el no talento. Para ello se basan en gran parte en la meritocracia. Esta está presente constantemente en su lugar de trabajo.

No es fácil encontrar un buen jefe

Dicho todo lo anterior, encontrar un buen jefe no es sencillo. Sin embargo, sí que es posible encontrarlos. De hecho, puede darse el caso de que tu mismo lo seas, o no, pero quieras serlo, y haber leído todo ello te ayude a caminar en ese sentido.

En todo caso, saber que una persona que esa capaz de ser un buen jefe servirá como motivación para otras. Y también lo será para sus propios empleados. Estos podrán verlo como un ejemplo, haciéndoles crecer personalmente pero también a nivel profesional. El crecimiento y desarrollo personal y profesional es básico para cualquier persona.

Es relativamente fácil poder saber si una persona es un buen jefe, aunque incumpla algunas de las características que hemos mencionado. Esto se puede apreciar al echar la vista atrás en el tiempo o pararse a reflexionar. Si un jefe ha sido capaz de tratarte con respecto, motivarte y te ha marcado positivamente podrás considerar que es un buen jefe.

En el lado contrario se encontrará aquel que te ha desmotivado, que no ha sido capaz de tratarte con respecto y con el que no te sientes a gusto. No obstante, también puede haber casos en los que un buen jefe no logre sacar el máximo partido a un trabajador. Este también debe poner de su parte para que exista una sinergia positiva entre ambos. Dicho de otra forma, en la relación profesional, no solo uno debe poner de su parte para que todo prospere. Incluido el propio desarrollo del empleado.

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