Cuántas veces te has encontrado con los bolsillos vacíos, sin un euro en el banco y con las tarjetas de crédito al tope. ¿Qué ha pasado? ¿A dónde se fue el dinero? ¿En qué gastaste tanto? Tú dirás que para qué sirve tanta pregunta, si ya el daño está hecho. Pues, ¡Hala, que has consumido más de lo que has ganas en un mes! ¡A buenas horas, mangas verdes! ¡Acéptalo! Eres un consumidor excesivo; algunos hasta dirían que es absurdo.
¿Qué es el consumismo?. Simple, es una de las más graves consecuencias de la revolución industrial y del capitalismo. Nuestra sociedad se sustenta en el consumismo. Lo que se consume en España, por ejemplo, representa el 60% de su PIB. Así, a mayor consumo, mayor crecimiento de PIB de la nación. Lógico, mientras más personas compran, más dinero hay en la calle.
Te preguntarás por qué has llegado tú a gastar tanto en cosas que no necesitabas realmente. La respuesta la tienes muy cerca; o mejor dicho, en todos lados. Verás, las grandes industrias, que fabrican en muy poco tiempo una gran cantidad de productos, necesitan que mucha gente compre. Y ¿cómo logran esto?; fácil, a través de la publicidad.
En todas partes, y a cada momento, estás expuesto a algún aviso publicitario. En televisión o Internet, en la calle, en reuniones profesionales o sociales, en revistas, y pare de contar. Y tú, ser inocente, recibes casi sin pensar en ello, toda la información necesaria para correr y comprar. Y eso es lo que haces precisamente, corres a comprar sin detenerte a pensar si lo necesitas realmente.
Si sigues consumiendo de esa manera, nunca saldrás del hoyo en el que te encuentras. Entonces, ¿qué puedes hacer? No te preocupes, aquí te daremos las claves para evitar el consumo excesivo. Te ayudaremos a convertirte en un consumidor consciente; y por lo tanto, moderado.
¿Cómo analizar tus hábitos de consumo?
A veces, no somos conscientes de nuestro problema de consumismo. Aquí te ayudaremos a analizar tus hábitos de compra, y mejorarlos:
- Lleva un registro de consumo diario. Registra qué compras, calidad de los productos, cuántas veces los usas, tiempo de uso, motivo por el que los compraste. Te asombrarías de las veces que una tía compra ropa que no necesita, solo porque está en rebaja; luego la cuelga, para no usarla nunca. A veces, ni la estrena. ¡Qué desperdicio!
- Antes de comprar un producto, piensa un poco; especialmente si es muy costoso. Hazte, previamente, algunas preguntas de rigor. ¿Realmente lo necesitas? ¿Para qué lo necesitas? ¿Lograrás los resultados esperados o los prometidos? ¿Por cuánto tiempo lo usarás y con cuánta frecuencia? ¿Es la imagen de los modelos que participan en la publicidad la que hace más atractivo el producto?
- Si al comprar algo, lo que quieres es parecerte a un famoso, o impresionar a tus amigos; déjalo en el exhibidor. Olvídate de él, que no te hace falta verdaderamente.
- En el momento en que un amigo se compre un producto, y tú corras a comprar uno más costoso o más del mismo; ¡detente! ¡No lo hagas! Presumir no es un motivo válido para comprar algo.
- Cuando adquieras un producto que sabes que no es esencial para ti, piensa en otro que necesites más. Establece prioridades en tus compras (para ti o para tu hogar) y cíñete a ellas.
- Al observar la publicidad de un producto reflexiona sobre su uso, duración, y sobre otras opciones más económicas y con menos impacto negativo a la naturaleza. No te quedes solo con lo agradable de las imágenes.
Elige lo que te hace bien
- Infórmate sobre los procesos de producción de los productos que sueles comprar. Algunas veces dicho proceso involucra un gran consumo de los recursos naturales y graves problemas de contaminación.
- Lee los ingredientes de cualquier alimento que consumas; te sorprenderás de lo artificiales que pueden llegar a ser. Reflexiona si no existe una alternativa más natural y beneficiosa para tu salud. ¡Nunca bajes la guardia!
- Siempre ten presente que cuando consumes en exceso, estás aumentando los gastos en tu hogar, y disminuyendo tu cuenta bancaria. ¡Vamos, que estás más pobre!
- No te dejes llevar por la fama de una marca. No siempre la que tiene el mejor marketing, es la mejor opción. ¿Vale?
- Acostúmbrate a usar productos de mayor durabilidad o con mayor número de usos. Los productos desechables son poco aprovechables; y, lamentablemente, tienden a incrementar la contaminación.
- Cuidado con esa tan engañosa “obsolescencia programada”. Una macabra estrategia ideada para que las cosas duren menos; para obligarte a comprar más.
- Reflexiona sobre el impacto que traerá la compra de un objeto en tu salud, en la economía (personal y familiar y local), y en la vida de nuestro planeta.
- No deseches los productos antes de su vida útil. Sácale el jugo, antes de desecharlos y comprar otros.
¿Lo necesitas o lo quieres?
Conoce tus verdaderas necesidades. Diferencia lo esencial de lo superfluo. Utiliza tu dinero más en lo primero, que en lo segundo. Ante el consumo absurdo, plantéate el consumo inteligente. Eso no quiere decir que no te des un gusto de vez en cuando. Un chocolatico es siempre en consuelo en los malos ratos. ¡Date el gusto!; pero con moderación.
Cuida tus posesiones. En caso de algún deterioro, no deseches inmediatamente. Aprende a reparar pequeños desperfectos, a hacer arreglos básicos de costura. Lleva tus zapatos a un buen zapatero. No es tan difícil como lo parece. ¡Vale, que es coser y cantar! No siempre tienes que comprar. El intercambio con amigos, también es una opción.
Además, la adquisición de objetos de segunda mano es también buena opción en algunos casos. No sabes las maravillas con las que te puedes encontrar. A veces, ni si quiera necesitamos renovar lo que ya tenemos en casa. Fíajate bien, cuando necesites comprar un producto, como por ejemple un móvil, busca varias opciones. Analiza cada una de las ofertas del mercado. Decídete por la que cumpla con todos tus requerimientos y te ofrezca el mejor precio.
Como sabes, ya no tienes que salir de casa para encontrar ofertas. Pero te recomendamos que busques en Internet aquellas páginas que te ofrezcan alternativas para el consumo inteligente. Las hay, ¡y muchas!. Lo más importante es que cuando estés por decidir te hagas las siguientes preguntas:
- ¿Lo necesito o lo quiero?
- Si lo quiero ¿por qué lo quiero? ¿para llenar el vacío que siento por algo que no es material?, ¿para estar a la moda e impresionar a los demás? o ¿para acumular cosas que me hagan sentir seguro?
- Si lo necesito ¿cuánto lo necesito realmente?, ¿existen otras opciones más económicas?, ¿es una prioridad en mi vida?.
- Al comprar ese producto o artículo ¿estoy contribuyendo a preservar la naturaleza o la estoy destruyendo?
- ¿Contribuye con mi salud y bienestar o por el contrario?
Pasos para evitar el consumismo
Luego de responderte las preguntas anteriores lo que debes hacer es lo siguiente:
- Inicialmente, necesitarás un mogollón de autocontrol, a la hora de los locos impulsos consumistas.
- Buscar nuevas terapias para el alivio del estrés o la depresión.
- Recurre a la naturaleza, a la vida sana.
- Educate un poco, busca la Ley Estatal de Consumidores y Usuarios, vigente desde el año 2007, con las modificaciones de marzo de 2014. ¡A leer!
- Esta pendiente de nuevas propuestas, como la realizada por el PSOE para contemplar el problema de la obsolescencia programada.
- Finalmente, ante el consumo excesivo, plantéate el consumo responsable y ético.
Consejos
- Considera a tu necesidad por comprar, una obsesión que debe ser atacada.
- Asume que con la adquisición desmedida de objetos, buscas la felicidad artificialmente. Pregúntate qué es lo más importante en tu vida. ¿La acumulación de cosas innecesarias resolverá tus problemas; te dará alegría, felicidad; o al menos, seguridad en ti mismo?
- Busca asesoría especializada para fortalecer tu identidad personal. Conócete bien, tus objetivos personales y tus necesidades esenciales.
- No te vuelvas esclavo de la moda. Cambia demasiado rápido y te hace depender de la imagen que otros tienen de ti. Conócete mejor, define tu propio estilo y sé fiel a él.
- No te dejes engañar por la publicidad. Su objetivo primordial es inducirte a comprar y comprar. Mantén siempre una actitud crítica ante ella. Cada vez que digan: ¡a por él!, piénsalo bien. ¡A otro perro con ese hueso!
- Conoce tu ciudad, infórmate sobre las opciones que te ofrece para los momentos de disfrute y ocio. Las mejores cosas en la vida, no son siempre las más costosas. Muchas, no cuestan ni un quinto.
- Tu ansiedad por comprar cosas, te puede obligar a trabajar más de lo debido. Equilibra tu tiempo de trabajo y tu tiempo de ocio. Pregúntate qué es más importante: vivir para trabajar o trabajar para vivir (y comprar). ¡Relájate!
- No uses la terapia de shopping. Busca mejores estrategias para el alivio de la depresión, del estrés o de la frustración. La compra desmedida te dará solo una sensación de alivio y satisfacción inmediata. A largo plazo, te traerá insatisfacción y endeudamiento.
- Evita ese imperioso impulso de comprar lo nuevo en el mercado. Cuántas veces hemos dejado de lado el móvil, que todavía no hemos llegado a conocer; cuando ya nos encaprichamos con la versión más nueva en el mercado. Hay personas que cambian de coche cada año. ¡Qué ganas de impresionar a los demás!
Influencia de la publicidad
Los especialistas en marketing si que saben de psicología; por ello, tienes que saber que cada anuncio publicitario esta diseñado para atraparte. No te dejes llevar demasiado por el marketing de ninguna marca. Piensa antes de comprar. Dale una mirada a lo que tienes en casa. Trata de recordar cómo lo adquiriste. Quizá haya sido el regalo de un ser querido. Revisa tu armario y haz un inventario de tu guardarropa. Aprecia lo que ya tienes. Puede que hasta descubras un objeto que creías perdido y lo vuelvas a usar.
La publicidad puede influir tus hábitos y decisiones de compra. En mercadeo lo importante es incrementar las ventas, muchas veces sin importar el efecto en el consumidor. Entonce, no envidies a otra persona por lo que posee. Dale más valor a lo inmaterial, como el amor, la amistad, la solidaridad y la esperanza; y menos, a las posesiones materiales. Céntrate en lo que realmente te puede hacer feliz, te llevarás muchas sorpresas. Disfruta de los buenos momentos. Aprende a relajarte y a disfrutar de la vida.
Si tienes hijos, no cumplas con todos sus caprichos; muchos proceden de la publicidad a la que están expuestos diariamente, sobre todo en estas fechas. Un “no” a tiempo será difícil al momento, pero muy productivo a largo plazo. No llenes a tus hijos de cosas para suplir el tiempo que no les dedicas. Nunca es lo mismo. Las posesiones no son la manifestación de los sentimientos. Comienza a enseñarles desde pequeños a apreciar las cosas verdaderamente importantes en la vida.
Busca en tu ciudad opciones para el asesoramiento o talleres para aprender a reparar objetos (muebles, electrodomésticos, equipos informáticos, ropa). Te asombrarás de lo que puedes encontrar en Barcelona, por ejemplo.
Después de leer este post de seguro que has creado conciencia; quizás hasta te has sentido un poco mal porque reconociste ciertos malos hábitos que tienes. Pero ¡venga! que nunca es tarde; ahora, aplicando estos consejillos puedes empezar a ser un consumidor consiente y vivir con poco dinero.